Shantolo o Xantolo, el Día de Muertos en Platón; el Shantolo Platonero!!
Que platonero no recuerda con añoranza el Shantolo, nuestros difuntos, el arco, los tamales, el chocolate con pan, los viejos, el aguardiente, la cabalgata, las peleas de gallos, los "cuetes", la visita al cementerio y la familia que está con nosotros y los que de repente vienen de fuera y los que vienen del cielo por supuesto.
Este rito milenario que se ha transformado, pero conservando la esencia de recibir a nuestros seres queridos; es como si en estas fechas se abriera una puerta para que los muertos nos visiten, disfruten de la vida terrenal, coman tamales, pan, se echen su aguardiente y bailen al son del violín, la guitarra y la jarana.
Y algo mas ...
Xantolo es un vocablo que viene del término castellano xanto (santo) y el término náhuatl olo (abundancia), que significa Todos Santos.
Debido al carácter sincrético de la fiesta Shantolera, la celebración de los muertos se considera una de las más singulares y raras de todo México, pues incluye culto de las deidades prehispánicas y de las impuestas a los indígenas por los españoles.
Los preparativos para la fiesta se comienzan con días de antelación, casi siempre a finales de octubre.
Allá por la Rivera, los Cues, el Maguey, la Hacienda, el Duque, la Loma se empiezan a escuchar los ensayos de los viejos o coles; algunos que ya tenemos varios años todavía le zapateamos, algunos más son jóvenes, pero muy pocos, pues la tradición como que de repente se pierde, pero se realza al paso de los años.
La puesta de los altares con muchos elementos decorativos así como las danzas se ejecutan en preparación de los días grandes.
En cada hogar se instala el ya tradicional Altar de Muertos, que consta de uno o dos arcos de guasima, "varisol" o cualquier otra vara flexible, forrados con "rama iglesia" y adornado con flor de "rosimuerto" (zempasuchil) y mano de león.
En la ofrenda se acostumbra poner todo aquello que le gustaba comer al difuntito, así como los objetos que nos hacen recordarlo, como alguna imagen, algún objeto personal y hasta su música favorita.
Al altar se le cuelga fruta, pan de muerto y flores, y se adorna con papel picado de colores sobre un mantel blanco, dándole con esto más colorido a la ofrenda. Lo que no debe faltar es la imagen de la Virgen de Guadalupe, de Jesucristo o del Santo que veneren en cada hogar, así como copal o incienso para purificar el ambiente y alejar los malos espíritus.
En el piso se coloca un camino de "rosimuerto" desde el arco hasta la puerta que da a la calle, que según la costumbre es para atraer las almas de los difuntos y ellos sepan que los esperamos, así como también una bellota (tronco de plátano) con velas encendidas, esto para alumbrar su recorrido hacia el altar. La creencia cuenta que la ofrenda debe permanecer desde el 31 de octubre hasta el 8 de noviembre, cumpliéndose así el ya tradicional ochavario, periodo que tienen los difuntos para llegar y retirarse.
El día 1° de noviembre es destinado a los muertos chiquitos y, por ende, en la ofrenda se colocan dulces, refrescos, piñatas, juguetes, y demás objetos que atraerán las almas pequeñas.
El día 2 es de los difuntos mayores y el altar se llena de colorido, olores y sabores diversos que van desde platillos como el mole o los tamales, así como también el pan de muerto, chichimbrella, pemoles, atole, dulce de calabaza, café y no puede faltar la cerveza o el aguardiente, según el gusto del difunto.
La tradición es visitar las casas de los parientes y amigos llevando y trayendo tamales como muestra de cariño y respeto.
Existen varios elementos que se usan en esta fiesta, como los cohetes, que con sus destellos se utilizan para atraer a los espíritus "buenos" y al mismo tiempo para alejar a los espíritus "malos" de las cercanías de las casas, que será en donde llegarán los fieles difuntos.
Además, se realiza una representación con los locales disfrazados de “Viejos” con máscaras artesanales, talladas en madera y atuendos de estilo vaquero. También usa un paliacate o una pañoleta para cubrir la parte posterior del cráneo y el cuello mismo.
Los viejos representan entonces la materialización de las almas de los muertos, por lo que con este carácter pueden entrar a la casa que ellos elijan, tomando así los alimentos de los altares que ellos deseen, pues se dice que las almas de los muertos vienen a bailar y a disfrutar de la comida que se les ofrenda. Sin embargo, detrás de ellos viene la muerte siguiéndolos para llevarlos de regreso y que el alma de los muertos se esconde en el cuerpo de los vivos y el vivo debe ponerse máscara pues la muerte no debe reconocer a los vivos.
La cuadrilla está formada por el vaquero, quien dirige al grupo y porta un cuerno de vaca con el cual llama a su comparsa para que comiencen a ejecutar la danza, el diablo que porta un látigo o chicote con el que hace múltiples travesuras, la muerte, la señora embarazada, el curandero o curandera, la novia y el novio, el niño y la niña, el doctor y la enfermera, entre otros.
Se le llama cuadrilla y no comparsa (aunque lo parezca) ya que los personajes principales son cuatro y cada uno de ellos tiene un interesante significado:
El vaquero, quien es el primero en llegar al altar y llama a los demás tocando el cuerno, representa al hombre, su fuerza. Su color representativo es el azul. Prehispánicamente representa “el agua que cae”, la lluvia que fecunda la tierra.
Va al frente de la cuadrilla porque representa al hombre, cabeza de la familia, su conductor. El sombrero que posee es símbolo de su conexión con Dios, la reata hace alegoría a la fuerza con la que el hombre sujeta todo lo que ambiciona, y las chaparreras y las espuelas son icono del sincretismo religioso: “La conjunción de la fe cristiana e indígena”.
El segundo personaje de la cuadrilla es la mujer, “la Mujer Embarazada”. Su color es el verde y representa a “la tierra fecundada” por la lluvia (el hombre). Con ella da inicio “la Vida”, “el ciclo generacional”, y si bien “el Vaquero” es factor de que se de “el Nacimiento”, es “la Mujer Embarazada” quien lo sufre. Representa la feminidad. Todo lo aguanta, todo lo tolera, todo lo soporta; encima de todo lo que padece por el hombre, lo quiere, ha allí la razón de su rostro duro.
“El Diablo” es el más ambiguo de todos los personajes, el más difícil de entender. Su color es el rojo, representa “el fuego dentro del ser humano”, y su imagen tiene el rostro del cristal con que se ve.
“La Muerte” representa “el aire impalpable”, carece de color. Es la representación del fin de “la Vida”, pero es también símbolo del inicio de una nueva en el plano espiritual.
El 30 de noviembre se hace la fiesta del "destape", una tradición en la que las cuadrillas bailan de nuevo toda la noche y donde al final descubren sus caras y se conoce a la persona que portó ese disfraz.
Esta es una tradición que poco a poco se olvida en los más jóvenes, pero no falta el que siente gusto por su tierra y decide conservarla, haciendo el arco, ofrendando a su seres queridos y hasta bailando los viejos; los que están fuera del pueblo, si no pueden ir, lo único que les queda es la añoranza y los recuerdos, pero algo si les aseguro, el Shantolo está mas vivo que nunca.